segunda-feira, 21 de novembro de 2016

SEBASTIÁN SALAZAR BONDY | Los sueños conscientes de Blanca Varela


Es cierto, como lo anota Octavio Paz en la nota preliminar respectiva, que el libro de poemas que Blanca Varela acaba de publicar en México (Ese puerto existe. Xalapa: Universidad Veracruzana, 1959) tiene en su estilo, en su concepción, en sus logros, una deuda con el surrealismo. Se podría decir que, en especial la segunda parte —los últimos poemas, ya que el volumen reúne páginas escritas entre 1947 y 1958— es una colección de sueños, pero de sueños conscientes, inventados, ficticios, ya que no versiones documentales de verdaderos sucesos subconscientes. Y ello no sólo porque en la formación de la escritora haya obrado la poderosa influencia de ese gran movimiento liberador del arte, sino porque su temperamento y hasta su actitud se deciden por una reducción —o ampliación— de la realidad mediante deformaciones, quiebras, rupturas, comparaciones y evocaciones de deliberado carácter onírico.
He ahí, en esencia, lo valioso y lo débil del libro. El propio Octavio Paz no alude en su prólogo a los poemas en su integridad. Dice que, como otros poetas de esta promoción, Blanca Varela no aspira a fracturar el muro de la realidad sino recorrerlo, explorarlo y conocerlo, y cita para ilustrar el poder expresivo de la autora versos sueltos, verdaderos hallazgos, en verdad, de belleza misteriosa y, sin embargo, conectada con el mundo inmediato. Si es así, como parece, cada pieza se ofrece como una preparación de la fantasía a la operación de encontrar, tras la persecución, una imagen luminosa, una deslumbradora definición poética de alguna evidencia indefinible de otro modo.
El poema, entonces, es tal en esa instancia, en esa sima, mas todo él se resiente por falta de unidad. Eso especialmente —como queda anotado— en las creaciones más recientes, desde «Divertimento» hasta «Destiempo». Tal vez esto se deba a un método de concepción que se adivina: Blanca Varela yuxtapone una serie de versos, una serie de revelaciones, que se producen en un semejante estado creativo, pero que no surgen de inmediato ni bajo el imperio de una uniforme emoción. Indispensable es señalar, no obstante, que esa discontinuidad de la inspiración es interna. La fluencia exterior del poema está dada por la fluencia de un estilo.







 Blanca Varela es quizá la única escritora, la única poeta joven del Perú, que tiene estilo. Su expresión literaria ha encontrado una manera de decir que es, al mismo tiempo, clara y eficaz, y a diferencia de la mayoría de las poetisas de aquí y bastantes del resto del continente, se muestra dueña de su oficio. Desdén a todo sentimentalismo, a todo lugar común, a toda concesión al gusto consagrado, y parejamente vivo y atento por la experimentación audaz, la convierten en una voz que se distingue muy nítidamente del común de las firmantes de libros poéticos.
Para quien conoce a Blanca Varela y sabe con cuánta modestia y austeridad ha guardado sus poemas, no es un secreto que ella misma sabe bien que su obra intenta abrir una ventana hacia un espacio diferente, hacia un espacio que yace oculto tras la propia persona que es ella. El amor no es para Blanca, como en las escritoras que no han superado su adolescencia —entre las cuales hay muchas cuya edad así podría hacerlo suponer— un mero destino, sino, antes que otra cosa, una redención y, por tanto, una pasión con sus castigos y sus exaltaciones. Una forma, en suma, de conocimiento íntimo, de salvación de sí mismo en sí mismo pese a la presencia ajena. Y, de idéntica forma, eso acontece con otros temas. De todos modos, en el libro comentado, se desprende un afán ritual de compenetrarse con la persona humana y angelical que cada cual guarda en sí. Internación y no entrega, tal vez sea la norma que preside esta poesía.
Convengamos, pues, que ESE PUERTO EXISTE es el mejor libro de mano femenina con que contamos porque, no empiece sus contradictorios aciertos y endebleces, manifiesta la personalidad rotunda de una artista que crea su obra como una parte de su intransferible universo, y eso con una palabra que sólo puede ser de ella, que la identifica en la pluralidad como original y solitaria. Es lo que siempre pedimos de un libro y su autor: que sirva a propósitos propios, que se cierre como un ámbito autónomo, que perdure en la memoria con precisos trazos de claror y opacidad.
La realidad está aquí deformada, quebrada, evocada. Son sueños de vigilia, visiones no extraídas de éxtasis irracional alguno. «La vida —dice Blanca Varela— es una noticia conmovedora.» Y añade: «Atravieso el desierto, / la terrible fiesta en el centro de un cielo derribado. / Estoy casi olvidando». Llegar a ese punto de libertad, aunque la existencia tiente nuestro corazón, es la aspiración de esa poesía que se quiere como reemplazo y superación de todo.



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Organização a cargo de Floriano Martins © 2016 ARC Edições
Artista convidado | Fernando de Szyszlo (Peru, 1925)
Agradecimentos: Hildebrando Perez Grande
Imagens © Acervo Resto do Mundo
Esta edição integra o projeto de séries especiais da Agulha Revista de Cultura, assim estruturado:

1 PRIMEIRA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
2 VIAGENS DO SURREALISMO, I
3 O RIO DA MEMÓRIA, I
4 VANGUARDAS NO SÉCULO XX
5 VOZES POÉTICAS
6 PROJETO EDITORIAL BANDA HISPÂNICA
7 VIAGENS DO SURREALISMO, II
8 O RIO DA MEMÓRIA, II
9 SEGUNDA ANTOLOGIA ARC FASE I (1999-2009)
10 AGULHA HISPÂNICA (2010-2011)

Agulha Revista de Cultura teve em sua primeira fase a coordenação editorial de Floriano Martins e Claudio Willer, tendo sido hospedada no portal Jornal de Poesia. No biênio 2010-2011 restringiu seu ambiente ao mundo de língua espanhola, sob o título de Agulha Hispânica, sob a coordenação editorial apenas de Floriano Martins. Desde 2012 retoma seu projeto original, desta vez sob a coordenação editorial de Floriano Martins e Márcio Simões.

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