quinta-feira, 15 de outubro de 2015

SUSANA WALD | Anotaciones surrealistas


1. Surrealismo

Hay en el surrealismo un impulso hacia lo absoluto que a mi ver surge de un fondo interior del desarrollo humano que atravesamos por primera vez en los años de la adolescencia. También existen dentro del mismo surrealismo estratos más profundos, enteramente válidos en los años de la vejez. El surrealismo articula elementos básicos y preciosos para la humanidad entera y en eso está su fuerza y su permanencia. Si hay algo en el surrealismo que no es permanente, es lo político, cuya esencia es por definición pasajera y volátil.
EI surrealismo, en su reclamo y uso constante de la libertad es elemento muy importante en la formación como persona y como artista. He notado que personas muy jóvenes, que se inician en las artes o que se interesan en ellas, se acercan a lo que para ellos es cosa natural y fácil de digerir y que para los que trabajan en el surrealismo anteriormente fue fruto de vida con muchos riesgos y penurias. Los jóvenes que hoy buscan elementos esenciales para la vida a que aferrarse descubren en el surrealismo vetas que los alimentan porque descubren los ideales que les son imprescindibles.
Las ortodoxias y fundamentalismos, sean del tipo que fueran, son ajenos al verdadero fondo del surrealismo. La libertad, dentro y fuera del surrealismo es esencial e irrenunciable.

2. La vigilia, el sueño y lo maravilloso

Sueño y vigilia son formas en que percibimos la realidad. En el sueño me siento tan inserta en la realidad como en la vigilia. Precisamente eso es lo que hace que el sueño sea tan interesante y que sus imágenes sean vivísimas. La realidad de la vigilia y la realidad del sueño son percepciones que captamos con los mismos elementos biológicos de los que estamos constituidos. Además vale la pena considerar que toda realidad nos llega filtrada por las experiencias que almacena nuestra memoria, la consciente y la inconsciente también.

En la vigilia me propongo hacer esto o aquello, y siempre me resulta otra cosa. Por ejemplo, me propongo ir a un lugar, me hago a la idea, esbozo mentalmente un esquema del viaje y sus circunstancias y siempre sucede que hay algo que interviene en estos planes y lo que resulta del viaje no es del todo igual a la imagen prevista.
Durante el sueño también se dan variantes, se producen giros bruscos, se introducen elementos que varían y obstruyen la dirección en que se desarrolla algo. Sólo que en el sueño falta el elemento enjuiciador de la vigilia, se acepta que lo que viene, viene. En la vigilia no se acepta así como así que se desvíe algo de lo preestablecido, predeseado y preimaginado. Lo que en el sueño se concibe como lo más natural, en la realidad es obstáculo y causa de frustración; ello no tendría por qué ser así, se podría aceptar lo que nos desvía de nuestro primer impulso como algo maravilloso y mágico. En ese caso la vigilia podría tener los mismos elementos de realidad, terror y gozo que tienen los sueños. Este es el concepto de “lo maravilloso” que proponen los surrealistas.
También se da que en el sueño hay un nivel de atención muy particular: todo aparece como aparecían las cosas en la primera niñez: todo es nítido, incluso la niebla, todo está aquí y es ahora, todo es asunto de observación concentrada, de atención total, de entrega al evento, incluso cuando es obvio que de hecho se está impotente y vulnerable ante lo que pasa y se es simplemente parte, víctima o ejecutor de algo. Si se asumiera una actitud semejante en la vigilia, se estaría en un estado completo de poesía o de santidad, el estado en que se acepta la realidad como la acepta un niño que quiere ir por una vereda que no se puede y que en vez tiene que hacer algo diferente.
Para entrar en estos estados propios de los poetas, los niños y los santos hay que entrar en un estado de ánimo en que "somos llevados" al mismo tiempo que estamos atentos, alertas, concentrados en todos los detalles de lo que sucede, sea porque se va donde se quiere o porque no. Ese estado mental, en la vigilia, como en el sueño, es un estado completamente creativo, lleno de posibilidades y puede tomar visos de tragedia, terror, dicha, goce o frustración. Esas emociones son las mismas que se pueden percibir dentro de lo mágico y lo maravilloso.
Tanto en el sueño como en la vigilia se ejerce la voluntad, pero en el sueño, al "estar llevados," este ejercicio puede tener interferencias que conducen  simplemente a soluciones diferentes de lo que se buscó en primer término. En la vigilia las interferencias con el desarrollo del ejercicio de la voluntad suelen enfrentarse más  frecuentemente con el empecinamiento, la insistencia, el encono, que a la postre puede que produzcan el efecto buscado, pero que no nos dan la sensación de lo maravilloso ni de lo  mágico. Si en la vigilia se comporta una como en el sueño y ante la interferencia se mantiene con los ojos abiertos de la infancia que todo lo ven por primera vez, surge la  sensación de maravilla, el tipo de cosquilleo y de goce que en la edad adulta rara vez recordamos.
Como ejemplo: últimamente, cuando busco algo y no lo encuentro, no insisto. De este modo cuando encuentro lo que buscaba, el hallazgo me resulta en algo mágico. También he observado que cuando realmente necesito algo, siempre está, como por milagro, exactamente al alcance de mi mano. Son momentos en que experimento lo maravilloso. 

En el fondo, los santos, los poetas y los surrealistas* practican la apertura que tenemos todos en la infancia, ese mirar el mundo con ojos atónitos, el aguzar el oído, el olfato, el sentido del tacto, para percibir todo por primera vez. Este es un aspecto real del problema: percibimos la maravilla cuando estamos en el estado mental de quien experimenta cada minuto de la vida como un primer minuto, un primer evento; vivimos en lo maravilloso con tan sólo enfrentar cada instante como surrealistas, niños o poetas. La vigilia, como el sueño, sí se puede percibir como realidad igualmente mágica y maravillosa. 

3. Continuo

Los surrealistas, atentos a las manifestaciones de lo maravilloso, llaman “azar objetivo” a algo que yo considero como un continuo: manifestaciones de la energía que conecta y anima el universo. C.G. Jung la llama “sincronicidad”.  Considero los fenómenos a los que me refiero como manifestaciones de un aspecto de la materia. Los seres humanos, así como nuestras mentes, son simplemente conductos en que se manifiesta esto que —a falta de mejor entenderla—, llamo energía. La materia la anima la energía, en todas sus formas, desde el virus hasta las galaxias.
En música barroca existe el concepto del continuo. En la pieza musical barroca puede oírse un instrumento que mantiene fluyendo algunos sonidos mientras otros instrumentos desarrollan un tema, la combinan con otra, la inician, la concluyen. Y el continuo sigue oyéndose como un tejido de fondo del que no se perciben los límites.
En nuestros actos, en nuestras vidas, estamos involucrados en actividades y detrás de todo ello existe el continuo, el fluir de la energía, cuya manifestación es complejísima porque incluye nuestras actividades, sus efectos y las actividades de otros y los efectos de éstos sobre lo nuestro y sobre lo que afecta y dirige el devenir de todo, desde el gusano hasta la galaxia. Todo junto, todo a la vez, todo constante, continuo. La complejidad de todo ello, la multiplicidad de sus elementos, nos hace suponer que la realidad es sorprendente y azarosa. No se trata aquí de una idea de orden, sino de increíble caos en que todo cambia constantemente, continuamente. No hay estatismo, no hay eternidad, sólo hay constante devenir que jamás cesa y que jamás se puede detener.
En estas ideas y sensaciones yo siento un cambio grande. Cuando yo era niña me rodeaba la idea de que había un orden en nuestra casa, en el mundo, en el universo. Una guerra cruel, devastadora, expresión de una ambición masculina insensata de dominio imperial puso fin al orden en la vida de nuestra familia. Ya no había un domicilio fijo, no había un país que nos protegiera, sólo el desorden de la emigración, la necesidad de integrarse a tipos de orden aparente diferentes a lo nuestro.
Para mi hijo científico es evidente que existe un caos, o algo que percibimos como caótico dentro del mismo espacio sideral. El anhelo de orden formulado por la cultura griega, la regularidad de los periodos temporales, la regularidad de las formas de la materia no se percibe ahora que ya tenemos un conocimiento algo más amplio, ahora que vislumbramos una realidad más vasta que antes. Las galaxias huyen al parecer a partir de una enorme explosión, en todo caso en el espacio que podemos percibir con los medios que tenemos. Y la vastedad de ese espacio excede en mucho nuestra capacidad de percepción inmediata.

El hecho de que haya algo que no se ve o que no se entiende, no significa que no exista. Las cosas, la energía, existen más allá de la percepción humana. Cuando cae un árbol en el bosque, aunque nadie lo ve, de todas formas cae. Que el hecho de que no haya quien articule, quien mencione esa caída, no significa que no exista. Y la caída de ese árbol influye sobre todo lo que lo rodea y sobre todo lo que existe como materia, influye sobre quien no lo ve; su energía, la energía misma de la caída se transmite y se entreteje con toda la energía del continuo.
En el plano consciente e inconsciente por igual fluye la energía y sus manifestaciones combinadas son cosas como los sueños premonitorios o algo que se quiebra cuando se experimenta una emoción, o la percepción de la muerte de una persona querida que está muy lejos.
Las religiones tratan de dar forma, tratan de racionalizar, explicar este tipo de fenómenos que los seres percibimos constantemente.
Entre las religiones el animismo es la que más parece asimilar la idea que vislumbro.
La energía es sagrada. El continuo en toda su complejidad es sagrada. Todo lo que se hace, todo lo que sucede, trasciende. Estas ideas se manifiestan cuando una religión dice: “Dios está en todas partes”. O cuando un leñador le pide perdón y permiso a un árbol antes de derribarlo.
Esto nada tiene de nuevo. La humanidad entera piensa estas cosas hace eones.

4. Lo maravilloso

Observo a Ludwig Zeller cuando está pegando un nuevo collage que tiene elementos que lo van a hacer muy parecido a otro que ha hecho antes. La idea me parece muy buena y se lo digo. Poco después llega a visitarnos Héctor Perea y nos trae tres libros, en uno de los cuales hay un texto suyo que habla de los collages que aparecen en el libro de Ludwig Aserrar a la amada cuando es necesario y que contiene precisamente el collage al que se parece el que Ludwig está haciendo en ese momento.
¿Coincidencia, casualidad? Esta palabra denota en su uso presente un elemento inexplicable y de fondo misterioso. No creo que se trate de algo así, busco otra palabra para hablar de esta idea y me decido por "correlación", y puedo decir que es una correlación de eventos, correlación de comunicación entre los seres, el tipo de correlaciones que cuando se las observa hacen que la vida sea particularmente bella y gozosa, y que tenga elementos de eso que los surrealistas llaman “lo maravilloso” o que algunos comentan como el aspecto misterioso de la vida.
En mi opinión se trata simplemente de que las cosas suceden de modo muy complejo. Debido a esa complejidad no conocemos las conexiones entre los componentes de los eventos y por ello hablamos de "casualidad”.
Las correlaciones las asocio también a los eventos que se viven cuando se está más abierto a los movimientos del inconsciente, tanto colectivo como personal. En esas circunstancias las correlaciones hacen la vida muy sabrosa y satisfactoria, y observarlas y anotarlas contribuye también a lo creativo, a la liberación de estratos de donde procede nuestra creatividad. Me parece que toda nuestra creatividad es un asunto de correlaciones y que si me mantengo abierta y atenta a ellas mi creatividad fluye sin problemas.
Encuentro que es dentro de esta modalidad mental que se desarrollan los eventos que llevan a la creación artística. Pintores y poetas mencionan frecuentemente su sensación de que algunas de sus obras "se hicieron solas".

5. Anécdota surrealista

Mi padre no tenía interés en el surrealismo y apenas toleraba que yo insistiera en desarrollar una carrera artística. Menos le gustaba que había aunado mi vida con la de Ludwig Zeller, poeta neto, en quien mi padre advirtió de inmediato una ausencia de habilidad comercial.
De todos modos, porque la vida misma lo da, incluso una persona poco inclinada al surrealismo como Jorge Wald tuvo en su vida un evento surreal. Le habíamos mandado a Buenos Aires, por correo certificado, un ejemplar del libro de Zeller, Cuando el animal de fondo sube la cabeza estalla. Era una época en que reinaba la burocracia en los correos argentinos; el sobre fue a parar al Servicio de Aduanas, y Jorge, un hombre por lo demás atareado y siempre falto de tiempo, estuvo parado en una larga cola en alguna oficina para poder retirar el paquete que había llegado y cuyo contenido desconocía.
Después de la interminable espera le tocó el turno a mi padre. El oficial de aduanas le preguntó qué contenía el paquete. Jorge se irritó, que cómo iba a saber. El señor detrás de Jorge, tan apurado como él, empezó a protestar, que hasta cuándo, mientras el aduanero abrió el sobre, y encontró el libro de poemas y collages con cubierta de vivísimo color solferino, o rosa mexicano. Lo abrió y empezó a hojearlo, mientras le preguntaba a mi padre qué tipo de libro era éste. Mi padre le informó que, a juzgar por el autor debía ser un libro surrealista. El aduanero preguntó: ¿Qué es el surrealismo? mientras estaba mirando fascinado la reproducción del collage de Zeller "El último puerto del Capitán Cook" en que aparece un círculo de cráneos cerrado por una enorme vulva. El señor detrás de Jorge le preguntó entonces al aduanero, embrujado por la imagen, ¿Acaso no sabe qué es eso?, a lo que el hombre inmediatamente protestó que por supuesto lo sabía. El señor le dijo entonces, ¡pues eso es el surrealismo! y ¡ya vamos!








*  Para nada pretendo que los santos sean surrealistas, ni viceversa; pienso, eso sí, que la experiencia mística y la poesía tienen elementos en común.

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